Sabiduría como meta, patria como destino.
Sabiduría como meta, patria como destino.
El estado de Baja California Sur es reconocido por la presencia de playas y desiertos que convergen y crean maravillosos paisajes. Colindando con esta parte de la península, se encuentra el Océano Pacífico y el Golfo de California, este último conocido también como el “acuario del mundo”, debido al nombramiento del oceanógrafo Jacques Cousteau.
Es la entidad federativa que posee la mayor proporción de ambientes costeros, con sus casi 2,600 kilómetros de franja litoral, y una de las características más relevantes que lo hacen ser el foco para la práctica del ecoturismo y la realización de investigaciones científicas es la presencia de un gran número de endemismos de fauna y flora.
Al extremo sureste de BCS, dentro del Golfo de California y colindando con la bahía de La Paz, se encuentra la Ensenada de La Paz, una laguna costera compuesta en su mayoría por humedales, sistemas que se constituyen como zona de transición entre los ecosistemas terrestres y acuáticos.
Según señala Daniela Michelle Valdez Gámez, Bióloga Marina por la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) y estudiante del Posgrado en Ciencias Marinas y Costeras de la misma institución, estas superficies cubiertas de agua son muy importantes al poseer una alta productividad y diversidad, ofreciendo gran cantidad de servicios ecosistémicos.
En el caso de BCS, señala que la presencia de humedales es fundamental, pues a través de ellos se realiza la filtración del agua y la generación de nutrientes que benefician a los distintos niveles de la cadena alimenticia.
Según explica la joven investigadora, la vegetación de la Ensenada de La Paz está compuesta por los mangles rojo, negro y blanco, así como de marisma. En cuanto a la flora terrestre, indica que se pueden observar cardones, pitahayas, mezquite, palo verde y palo adán, por mencionar algunos; y la fauna está representada por varias especies de invertebrados como cangrejos, arañas y mariposas, al igual que reptiles, aves y mamíferos tales como las tortugas marinas, lagartijas, águilas pescadoras, garzas, mapaches y delfines.
Valdez Gámez refiere que en febrero de 2008, los humedales Mogote-Ensenada de La Paz fueron designados como sitio Ramsar, debido a que los manglares tienen planicies de inundación y cuerpos de agua internos que crean pequeñas lagunas que son áreas importantes de anidación, alimentación, refugio y descanso para varias especies de aves.
La ensenada también es reconocida como Sitio Regional por la Red Hemisférica para la Reserva de Aves Playeras, por la cantidad de aves que la utilizan durante todo un año, y como un Área de Importancia para la Conservación de las Aves, debido a que allí inverna un gran número de playeros.
Además, de acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), “el sitio contiene una población de una especie considerada como globalmente amenazada, en peligro o vulnerable y mantiene poblaciones significativas de un grupo de especies de distribución restringida”.
A pesar de ello, la universitaria apunta que la integridad de estos ecosistemas cada vez se ve más comprometida por acciones humanas, además del problema de escasez de agua al que se enfrenta el estado y que hace a los humedales de la región más vulnerables ante cualquier impacto que los pueda afectar.
Así, actividades agrícolas, industriales y/o domésticas pueden perjudicar y degradar a estos ecosistemas, poniendo en riesgo a su flora y fauna, e incluso a los servicios que brindan a la sociedad.
Por otra parte está el cambio climático, tema que si bien últimamente ha tenido mucho auge, todavía existen muchas personas que no creen en la influencia que los seres humanos tenemos sobre dicho fenómeno.
No obstante, es un hecho que el aumento de la temperatura a nivel global altera la funcionalidad de los ecosistemas, ya que reduce la disponibilidad de alimento para muchas especies y ocasiona cambios en la estructura de sus hábitats, alude Daniela Michelle Valdez.
También considera al crecimiento acelerado de la población como otra de las amenazas, al ocasionar un proceso de urbanización que se extiende hacia las zonas costeras, lo que llega a ocasionar una sobreexplotación de los recursos pesqueros y forestales; al mismo tiempo que un aumento de la contaminación.
La egresada de la UABCS detalla que, actualmente, BCS es el estado con la tasa de crecimiento poblacional más alta en toda la República Mexicana, y se espera que para el año 2026 la población supere el millón de personas.
Considera que probablemente esto tenga un impacto negativo sobre el ambiente, ya que se verán amenazadas las zonas costeras debido a la presencia de asentamientos humanos; además que aquellas ciudades que se urbanizan con mayor rapidez, y que se encuentran cerca del mar, presentan una mayor vulnerabilidad ante el cambio climático debido a las consecuencias que éste trae consigo.
Explica que con la pérdida de biodiversidad, la integridad y funciones de los ecosistemas se ven amenazados y la diversidad genética disminuye, lo que compromete la capacidad de adaptación de los ecosistemas.
“Desafortunadamente, ni el panorama actual ni el futuro se ven prometedores, ya que se prevé una continua pérdida de la diversidad biológica, estimando que la biodiversidad terrestre disminuirá un 10% adicional hacia 2050, siendo el cambio climático el factor de pérdida de mayor crecimiento”.
En consecuencia, Valdez Gámez señala que se han planteado algunas propuestas, como asignar un valor y precio a los bienes naturales y servicios de los ecosistemas, con el fin de distribuir equitativamente los recursos y hacer que las personas los valoren más.
En este sentido, considera que es necesario actuar de manera urgente para alcanzar las metas planteadas en la Agenda 2030, entender que toda la responsabilidad ante la crisis ambiental recae en la ciudadanía, y que es necesario el desarrollo de prácticas sustentables y el fomento al respeto por la naturaleza, con la finalidad de lograr la conservación de los hábitats naturales.