Una de las posibles alternativas para la producción de energía limpia y asequible se encuentra escondida en los gases que emanan de nuestra basura al pasar unos días de acumularse.
Se trata de una mezcla gaseosa, también conocida como “biogás”, producida por la degradación de la materia orgánica por la acción de microorganismos, el cual se encuentra conformado principalmente por metano y dióxido de carbono, junto con algunas impurezas en menor proporción.
De acuerdo con la Dra. Deneb Peredo Mancillla, Responsable del Programa Institucional de Manejo Responsable de Residuos Sólidos en la Universidad Autónoma de Baja California Sur, el biogás puede ser quemado directamente para la producción de calor, que se traduce en energía térmica, incorporado en plantas de cogeneración de electricidad. O bien, alternativamente, separar la fracción de metano del resto de los componentes para ser utilizada como combustible o insertarse en la red de gas natural urbana.
Si bien, el proceso biológico ocurre de forma natural al descomponerse la materia orgánica, explica que puede ser realizado de forma controlada en sistemas conocidos como “biodigestores”, de forma que se asegura un máximo rendimiento de la producción de metano, así como su captura para posterior utilización.
Dentro de un artículo que publica junto con Jaqueline Valenzuela Meza del Centro de Energía Renovable y Calidad Ambiental, y Edwin Zelaya Benavidez del Instituto Politécnico Nacional, indica que el biodigestor es un reactor donde se generan condiciones anaeróbicas, es decir, en ausencia de oxígeno.
De este modo, su diseño ofrece un ambiente idóneo a las bacterias y arqueas que se encargan de degradar la materia orgánica y generar gas metano, detallando que existen diversos tipos y que utilizan tecnologías muy variadas.
“En particular, en el medio rural y doméstico, uno de los tipos de biodigestores más comúnmente encontrados, por la simplicidad de instalación, el bajo costo de los materiales y fácil mantenimiento, son los tubulares, también conocidos como taiwaneses”.
De hecho, refiere que la Universidad Autónoma de Baja California Sur cuenta ya con cuatro biodigestores de tipo tubular, uno que tiene una capacidad de 40 metros cúbicos, y tres más pequeños con capacidad de 5 metros cúbicos.
Dichos sistemas se ubican en las instalaciones de la Posta Zootécnica, sirviendo como laboratorio para las prácticas de diferentes carreras al igual que en proyectos de investigación, pero pronto estarán entrando en funcionamiento y produciendo combustible a partir de desechos.
Con ello, la máxima casa de estudios estará contribuyendo a reducir la huella ecológica y emisiones contaminantes, haciendo un uso responsable de los deshechos y también aportando conocimiento para que las personas que lo requieran, puedan aplicar este tipo de mecanismos sobre todo en entornos rurales.