El correo electrónico es una herramienta de comunicación imprescindible para el funcionamiento de la universidad. Sus beneficios son evidentes: accesibilidad, rapidez, posibilidad de enviar documentos adjuntos, etc., aunque cuando se creó, no se hizo pensando en su uso actual, ni en la seguridad.
Phishing:
Posiblemente, se trate de uno de los fraudes más conocidos y extendidos. Se trata de un engaño basado, generalmente, en la suplantación de una empresa o entidad fiable como un banco, una red social o entidades públicas. La finalidad es hacerse con claves de acceso o información sensible como pueden ser datos fiscales o bancarios. El canal mediante el cual se intenta perpetuar el fraude suele ser el correo electrónico, pero también pueden usarse otros como los SMS o aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp.
En muchas ocasiones, comprobar el remitente del correo es suficiente para saber que la comunicación es fraudulenta, ya que nada tiene que ver con la entidad a la que supuestamente representa. Los ciberdelincuentes suelen utilizar cuentas de correo de otros usuarios a los que han hackeado para enviar los correos electrónicos fraudulentos.
Si hemos recibido un correo que parece provenir de una entidad bancaria, lo normal es que el correo provenga de una cuenta conocida o bien cuentas como contacto@banco.es, no-reply@banco.es, etc. Pero este correo es enviado desde una dirección que nada tiene que ver con la entidad bancaria, como por ejemplo jose_ramos@cochesymotos.es.
Es importante revisar cada carácter, pues también son frecuentes suplantaciones cambiando alguna letra o utilizando un carácter de grafía similar o que suene igual. En general, hay que sospechar de los mensajes cuyo remitente sea desconocido y comprobarlo por otro medio, como por teléfono.